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History of Spain
La guerra civil española
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La Guerra Civil Española, que tuvo lugar entre los años 1936 a 1939, se gestó en un clima de agitación y tensión internas debido a la situación económica, política y social del país. En esa época España tenía casi 25 millones de habitantes con un 30% de analfabetismo y grandes diferencias sociales. Fue una contienda fratricida entre dos bandos, el sublevado y el republicano, que causó más de medio millón de muertos.

Los antecedentes de la Guerra fueron:

El fin de la dictadura del General Primo de Rivera, entre los años 1923 y1930, y posteriormente, del general Berenguer.

El resultado de las elecciones municipales que tuvieron como consecuencia la proclamación de la Segunda República por un comité revolucionario republicano socialista el 14 de abril de 1931. Ese mismo día el rey Alfonso XIII abandona España.

El fallido golpe de estado de 1932 contra la República, encabezado por el general Sanjurjo.
Las elecciones de noviembre de 1933, en las que venció la derecha católica de la CEDA presidida por Jose Maria Gil Robles y por el centro derecha republicano de Alejandro Lerroux. Estas fueron las primeras elecciones en las que votaron las mujeres.

En octubre de 1934 tuvo lugar una sublevación de los mineros en Asturias contra el gobierno de Lerroux, cuya sofocación provocó más de 1.300 fallecidos y 30.000 detenidos; su desenlace aumentó la crispación y la inestabilidad política y social.

En las elecciones de febrero de 1936 se produjo la victoria de una coalición de izquierdas denominada Frente Popular, que formó un Gobierno encabezado por Manuel Azaña. La tensión social y popular aumentó con el enfrentamiento de una izquierda revolucionaria fuertemente anticlerical y una derecha sustentada en la tradición y en la religión.

El 12 de Julio de 1936 moría asesinado, probablemente a manos de falangistas, el teniente de la Guardia de Asalto José Castillo, muy significado por sus actividades izquierdistas. La represalia no se hizo esperar y el 13 de julio, José Calvo Sotelo, líder parlamentario de la oposición al Frente Popular, fue sacado de su casa y también asesinado.

Estos episodios y el clima de desorden creados fueron el detonante del golpe de estado que se venía gestando desde marzo de 1936. En ese denominado “Alzamiento” participaron numerosos mandos y oficiales militares, liderados por los generales Mola y Sanjurjo.

El 17 de julio se subleva en Melilla el Ejército de África, comandado por el general Franco, gobernador militar de Canarias. Tres días después, los sublevados habían tomado el control de la zona de Marruecos, Canarias, Baleares, así como la España peninsular al norte de la sierra de Guadarrama y del río Ebro, con la excepción de Asturias, Cantabria, País Vasco y Cataluña. Los republicanos conservaban el control de la capital, Madrid, y de las principales ciudades, excepto Sevilla.

En noviembre de 1936, se produce la ejecución en la cárcel de Alicante del abogado y diputado José Antonio Primo de Rivera, líder de la Falange e hijo del General Primo de Rivera. En agosto de ese mismo año el poeta Federico Garcia Lorca había sido asesinado en Granada por el bando nacional

Por el bando republicano la suprema autoridad fue, hasta el fin de la guerra, el presidente de la República, Manuel Azaña, que estaba al frente del partido Izquierda Republicana. En una primera etapa de la Guerra, el gobierno estuvo encabezado por Francisco Largo Caballero, líder del Partido Socialista, que a partir de mayo de 1937 fue sustituido por Juan Negrín. Al final de la Guerra, en marzo de 1939, el coronel republicano Casado dio un golpe de estado contra de Negrín, ordenando la capitulación republicana ante el ejército del general Franco.

En cuanto al apoyo exterior, el ejército del general Franco contó con la ayuda de la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini que enviaron unidades militares como la Legión Cóndor Alemana y el Cuerpo de Tropas Voluntarias italiana, así como modernos equipos de combate. El principal apoyo del bando republicano fue la Unión Soviética que envió aviones, tanques y ametralladoras, así como Méjico que acogió a los refugiados españoles al final de la Guerra.

Ante la política de no intervención de las principales democracias occidentales como Francia, Reino Unido o Estados Unidos, se crearon las llamadas Brigadas Internacionales, controladas por los partidos comunistas europeos y norteamericano, formadas por unos 40.000 voluntarios antifascistas de todo el mundo, que lucharon a favor del bando republicano. Aún así, se piensa que esta guerra fue una especie de ensayo de la Segunda Guerra Mundial que se produjo unos años después.