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History of Spain
Historia de Europa: De la cultura clásica a la moneda única
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La Europa de hoy tiene su origen cultural en la mitología y filosofía griega, con sus dioses (Venus, Neptuno, Júpiter, Mercurio y Dionisio), y en la razón impuesta por los grandes pensadores griegos como Sócrates y Platón.

Pero es Roma, quien absorbe la cultura griega y transmite a sus territorios el derecho y las instituciones políticas que siguen aún vigentes en la Europa actual. Además, el cristianismo se convierte en religión oficial del Imperio, lo que representa un gran cambio cualitativo.

Tras la caída del Imperio Romano, una serie de hitos fueron marcando la transformación territorial y cultural de Europa. Se crearon reinos como los godos hispanos, los francos, germanos y otros. Todos ellos mantuvieron permanentes peleas por defender y consolidar los territorios conquistados. Europa entró en lo que posteriormente los historiadores denominarían Edad Media. El papado emergió como principal autoridad moral sirviendo de árbitro en las disputas entre reyes, al tiempo que protegía la cultura clásica, y se hacía fuerte anexionando territorios, llamados Estados Pontificios.

Europa sufrió una grave pandemia de Peste Negra en el siglo XIV que mermó en casi dos tercios su población. No obstante, la recuperación demográfica y la mayor capacidad productiva agrícola mejoraron, y las poblaciones y ciudades crecieron. En la corte del Imperio de Carlo Magno, se inventó la letra minúscula que hoy utilizamos, ahorrando espacio y marcando la separación entre palabras. En el siglo XV se descubrió la imprenta, que junto a las órdenes monásticas sirvieron como principal vehículo de expansión del conocimiento y cultura por toda Europa.

En todos los reinos y en numerosas ciudades, se construyeron catedrales de gran magnificencia. En el feudalismo, un señor o noble mantenía a sus vasallos a cambio de protección frente a otros nobles y señores de la guerra.

Al fin llegó el Renacimiento en el siglo XV, un movimiento cultural en todos los órdenes dirigido nostálgicamente al pasado mundo clásico. Entretanto, las lenguas, como el griego y el latín, habladas por las clases más eruditas fueron diluyéndose a favor de otras llamadas vulgares. Estas lenguas romances son el origen de la mayor parte de las habladas actualmente en las distintas naciones europeas.

El Siglo de Oro fue una manifestación más en España, convertida en la primera potencia de Europa, que además de los ricos reinos periféricos italianos poseía el continente americano recién descubierto, fuente de ingentes riquezas. En el Siglo de Oro, bajo el reinado del Imperio Habsburgo, floreció la gramática castellana y grandes escritores como Cervantes pasaron a la inmortalidad en el ámbito de las Letras. La pintura de artistas como Velázquez y otras manifestaciones culturales, se expandieron por toda Europa, con especial fuerza en Italia y Países Bajos (Flandes), territorios que supusieron un gran quebradero de cabeza para las armas españolas representadas por sus gloriosos Tercios.

La hegemonía española en Europa fue paulatinamente declinando a finales del siglo XVII, manteniéndose en un inestable equilibrio hasta que la supremacía pasó a Francia. En Europa, los adelantos científicos, como el barómetro y el telescopio construido por Galileo, comenzaron a cambiar las formas y calidad de vida de los ciudadanos provocando nuevos conceptos tanto en el plano económico como político y social. Se produjo un nuevo movimiento intelectual, con especial fuerza en Francia, Inglaterra y Alemania. La razón crítica predominó sobre cualquier otro pensamiento tradicional. Esta corriente ilustrada, que se conoce como «El Siglo de las Luces» (siglo XVIII), se expandió especialmente entre la burguesía y posteriormente en la aristocracia.

En Francia, las tensiones sociales que los borbones franceses mantuvieron con el despotismo ilustrado fueron el caldo de cultivo que provocaría la Revolución de 1789, que duraría una década. A ella se sumarían otras naciones opuestas al «Antiguo Régimen» de manera que el resultado final en Europa fue una transformación radical de sus principios, para basarlos en otros nuevos de: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Entretanto, en Inglaterra se había iniciado la llamada Revolución industrial que abrió las puertas a un importante desarrollo social y a su hegemonía en las rutas comerciales oceánicas. Sin embargo, el «Nuevo Orden» tuvo su controversia y réplica pues llegó la Europa de la Restauración que derrotaría al Imperio Napoleónico que a su vez sustituyó a la Revolución francesa, y formarían la Santa Alianza de Austria, Prusia y Rusia.
Pero como todo ciclo histórico, al período de la Europa de la Restauración también le llegó su fin con las distintas revoluciones de carácter liberal y obrero que tuvieron su cúspide en 1848.