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History of Spain
Al-Ándalus y la reconquista española
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Al-Ándalus es el nombre que dieron los musulmanes a los terrenos conquistados en la
Península Ibérica, en la Edad Media, entre los años 711 y 1492, cuando fueron
derrotados por los Reyes Católicos. En la época de máximo esplendor del Califato de
Córdoba, los musulmanes dominaron toda la península ibérica con la excepción de una
zona situada en la cornisa cantábrica.

Aprovechando la fragilidad de la monarquía visigoda en Hispania, en el año 711, tropas
musulmanas al mando del general bereber Tariq desembarcaron en Gibraltar. El rey
visigodo Don Rodrigo trató de detener la invasión pero fue derrotado en la batalla de
Guadalete. La derrota provocó la desintegración del Reino visigodo de Toledo y la fácil
conquista de la Península en cinco años.

Los ejércitos musulmanes avanzaron hacia el norte hasta que fueron detenidos en el año
732 por los ejércitos francos de Carlos Martel en la ciudad francesa de Poitiers,
obligándoles a retroceder a la península Ibérica.

Hispania se convirtió en una provincia del Imperio Islámico, llamada Al-Ándalus, con
la capital en Córdoba. En el año 756, Abderramán I se autoproclamó emir,
independizándose políticamente del resto del Imperio musulmán. Casi dos siglos
después, en el año 929 se alcanzó el máximo esplendor en la época del Califato de
Córdoba. En este período, Abderramán III se proclamó Califa, lo que supuso la ruptura
definitiva de las relaciones con el califato de Bagdad y su proclamación como “príncipe
de los creyentes”. Los años de gobierno de Abderramán III y de su hijo Al-Hakam II
constituyeron la época de mayor esplendor de Al-Ándalus. Puede decirse que Córdoba
era la capital cultural del mundo.

La aparición del caudillo Almanzor fue un hito de la historia del Califato, ya que
siendo únicamente un líder militar llegó a tener mayor poder y prestigio que el mismo
califa. Sus campañas victoriosas le llevaron, al frente de sus tropas hasta Cataluña por el
este y hasta Santiago de Compostela por el norte, de donde se llevó las campanas de su
famosa catedral.

En el año 1002, tras la muerte de Almanzor, el Califato de Córdoba se sumió en una
gran inestabilidad que tuvo como resultado la división de Al-Andalus en una serie de
pequeños reinos conocidos como “reinos de Taifas”; en concreto 27 reinos, entre los
que destacan Toledo, Zaragoza, Valencia y Sevilla. Algunos alcanzaron prosperidad
económica y cultural. Para garantizar su independencia pagaban tributos a los reinos
cristianos.

En el año 1085, después de la caída del reino Taifa de Toledo, varios Taifas pidieron
ayuda a los almorávides, una tribu del norte de África que finalmente se establece en la
península ibérica incorporando Al-Andalus a su imperio y frenando el avance cristiano.
Sin embargo, la división interna favoreció un nuevo avance cristiano a principios del
siglo XII, por lo que de nuevo los reinos Taifas piden ayuda, esta vez a la dinastía
bereber de los almohades, que tras desembarcar en la península en 1145, unifican las
Taifas y consiguen frenar de nuevo la reconquista cristiana.

En el año 1212, la decisiva batalla de las Navas de Tolosa, en la provincia de Jaén,
supone un punto de inflexión en la reconquista cristiana de la península. Los reinos de
Castilla, Navarra y Aragón, comandados por el rey Alfonso VIII de Castilla, que
contaron con la ayuda de las ordenes militares de Santiago, Calatrava y los caballeros
Templarios, vencieron a las tropas del líder almohade, conocido con el sobrenombre de
Miramamolín.

La reconquista se había iniciado en Asturias en el siglo VIII, cuando don Pelayo, un
noble godo, obtuvo la primera victoria contra el Islam en Covadonga, en el año 722.
Pelayo fundó el Reino Astur que se expandió por Galicia y Cantabria. Años después su
yerno y sucesor Alfonso I concentró en Asturias a los cristianos que vivían en el valle
del Duero y consolidó así el dominio cristiano en la zona noroeste de la península.
Posteriormente, este reino pasó a denominarse Reino de León tras la conquista de esta
ciudad. De este reino, surgieron los condados de Portugal y Castilla, que más tarde
pasarían a ser reinos. Más al este, se crearon los reinos de Pamplona (más tarde
Navarra), Aragón y el condado de Barcelona, que pasaría a formar parte de la corona
aragonesa en el siglo XII.

La Corona de Aragón orientó su conquista hacia el mediterráneo, mientras que el Reino
de Castilla lo hizo hacia el sur. Los grandes logros de la Corona aragonesa fueron la
conquista del reino de Mallorca por Jaime I en 1229, seguida del reino de Valencia en el
1245. El reino de Castilla y León, unificado de manera definitiva bajo la figura de
Fernando III el Santo, ocupó la actual Extremadura, la zona de Córdoba hacia 1236 y
Sevilla en 1248.