
History of Spain
Burgos: Historia y tesoros de una tierra milenaria
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La ciudad de Burgos fue fundada en el año 884 por el conde Diego Rodríguez Porcelos, por orden del rey Alfonso III de Asturias, como plaza defensiva frente a las incursiones musulmanas.
La elección de su emplazamiento, junto al río Arlanzón y en un terreno elevado, respondía a criterios estratégicos y de control de los caminos.
En la Alta Edad Media, Burgos se consolidó como núcleo militar y comercial. Durante el siglo XI, bajo el reinado de Fernando I y luego de Alfonso VI, adquirió gran importancia como centro administrativo del Reino de Castilla. Fue sede de cortes y lugar de proclamaciones reales.
Su situación en el Camino de Santiago atrajo a peregrinos, comerciantes y artesanos, lo que impulsó la economía y el desarrollo urbano.
En esta época, vivió también Don Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid Campeador, héroe castellano de la Reconquista.
En el siglo XIII, Burgos vivió un gran esplendor gracias al comercio de la lana con Flandes e Inglaterra, controlado por la poderosa Casa de la Moneda y el Consulado del Mar.
Este auge permitió financiar grandes construcciones, como la Catedral y convirtió la ciudad en un referente cultural y económico.
Durante la Edad Moderna, la ciudad sufrió cierto declive, agravado por la pérdida del monopolio lanero y la crisis general de Castilla en el siglo XVII. Sin embargo, mantuvo su relevancia eclesiástica y administrativa.
En el siglo XIX, Burgos fue escenario de la Guerra de la Independencia frente a las tropas napoleónicas y más tarde se vio afectada por las Guerras Carlistas.
Ya en el siglo XX, durante la Guerra Civil española, se estableció en ella, el cuartel general del bando nacional.
En una visita a la ciudad cabe destacar la Catedral de Santa María, joya del gótico, que destaca por su grandiosidad, agujas caladas y capillas renacentistas, el palacio de los condestables de Castilla, el Monasterio de las Huelgas que fue panteón real y en el que se conservan valiosos tapices y sepulcros medievales; y cerca de la ciudad, la Cartuja de Miraflores, un monasterio en el que reposan los restos de Juan II e Isabel de Portugal, padres de Isabel la Católica y el monasterio de San Pedro de Cardeña.
Es obligado también recorrer, en la ciudad, el Paseo del Espolón, un bulevar arbolado junto al río Arlanzón; este paseo une el Arco de Santa María, una de las antiguas puertas de la muralla medieval, con el Teatro Municipal, de estilo neoclásico.
Burgos cuenta con el Museo de la Evolución Humana que alberga hallazgos procedentes del yacimiento arqueológico de Atapuerca situado a 15 kilómetros de la ciudad.
La provincia de Burgos también ofrece valiosos tesoros arquitectónicos como el Monasterio de Silos, famoso por su claustro románico y los cantos gregorianos de sus monjes.
El pintoresco pueblo de Covarrubias con su colegiata gótica que tiene un impresionante retablo mayor renacentista y en la que está enterrada la princesa Cristina de Noruega.
O la villa de Lerma, donde el palacio Ducal del Duque de Lema, de estilo Herreriano, que recuerda a El Escorial, está situado en la plaza mayor porticada y es hoy día Parador de Turismo.
Si el viajero lo que busca son paisajes y naturaleza debe visitar el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, El Desfiladero de la Yecla junto a Silos y la comarca histórica de las Merindades, atravesada por el río Ebro y sus afluentes, con los maravillosos valles de Valdivielso, Manzanedo y Mena.
La gastronomía de Burgos es típicamente castellana, contundente, sabrosa y ligada a la tradición. Destaca la morcilla de arroz - típica de Villarcayo -, el queso fresco de Burgos y el cordero lechal asado.
También la olla podrida, un guiso de alubias rojas acompañado de embutidos.
Todo ello se acompaña con los prestigiosos vinos de la Ribera del Duero, reconocidos internacionalmente.
La ciudad de Burgos fue fundada en el año 884 por el conde Diego Rodríguez Porcelos, por orden del rey Alfonso III de Asturias, como plaza defensiva frente a las incursiones musulmanas.
La elección de su emplazamiento, junto al río Arlanzón y en un terreno elevado, respondía a criterios estratégicos y de control de los caminos.
En la Alta Edad Media, Burgos se consolidó como núcleo militar y comercial. Durante el siglo XI, bajo el reinado de Fernando I y luego de Alfonso VI, adquirió gran importancia como centro administrativo del Reino de Castilla. Fue sede de cortes y lugar de proclamaciones reales.
Su situación en el Camino de Santiago atrajo a peregrinos, comerciantes y artesanos, lo que impulsó la economía y el desarrollo urbano.
En esta época, vivió también Don Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid Campeador, héroe castellano de la Reconquista.
En el siglo XIII, Burgos vivió un gran esplendor gracias al comercio de la lana con Flandes e Inglaterra, controlado por la poderosa Casa de la Moneda y el Consulado del Mar.
Este auge permitió financiar grandes construcciones, como la Catedral y convirtió la ciudad en un referente cultural y económico.
Durante la Edad Moderna, la ciudad sufrió cierto declive, agravado por la pérdida del monopolio lanero y la crisis general de Castilla en el siglo XVII. Sin embargo, mantuvo su relevancia eclesiástica y administrativa.
En el siglo XIX, Burgos fue escenario de la Guerra de la Independencia frente a las tropas napoleónicas y más tarde se vio afectada por las Guerras Carlistas.
Ya en el siglo XX, durante la Guerra Civil española, se estableció en ella, el cuartel general del bando nacional.
En una visita a la ciudad cabe destacar la Catedral de Santa María, joya del gótico, que destaca por su grandiosidad, agujas caladas y capillas renacentistas, el palacio de los condestables de Castilla, el Monasterio de las Huelgas que fue panteón real y en el que se conservan valiosos tapices y sepulcros medievales; y cerca de la ciudad, la Cartuja de Miraflores, un monasterio en el que reposan los restos de Juan II e Isabel de Portugal, padres de Isabel la Católica y el monasterio de San Pedro de Cardeña.
Es obligado también recorrer, en la ciudad, el Paseo del Espolón, un bulevar arbolado junto al río Arlanzón; este paseo une el Arco de Santa María, una de las antiguas puertas de la muralla medieval, con el Teatro Municipal, de estilo neoclásico.
Burgos cuenta con el Museo de la Evolución Humana que alberga hallazgos procedentes del yacimiento arqueológico de Atapuerca situado a 15 kilómetros de la ciudad.
La provincia de Burgos también ofrece valiosos tesoros arquitectónicos como el Monasterio de Silos, famoso por su claustro románico y los cantos gregorianos de sus monjes.
El pintoresco pueblo de Covarrubias con su colegiata gótica que tiene un impresionante retablo mayor renacentista y en la que está enterrada la princesa Cristina de Noruega.
O la villa de Lerma, donde el palacio Ducal del Duque de Lema, de estilo Herreriano, que recuerda a El Escorial, está situado en la plaza mayor porticada y es hoy día Parador de Turismo.
Si el viajero lo que busca son paisajes y naturaleza debe visitar el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, El Desfiladero de la Yecla junto a Silos y la comarca histórica de las Merindades, atravesada por el río Ebro y sus afluentes, con los maravillosos valles de Valdivielso, Manzanedo y Mena.
La gastronomía de Burgos es típicamente castellana, contundente, sabrosa y ligada a la tradición. Destaca la morcilla de arroz - típica de Villarcayo -, el queso fresco de Burgos y el cordero lechal asado.
También la olla podrida, un guiso de alubias rojas acompañado de embutidos.
Todo ello se acompaña con los prestigiosos vinos de la Ribera del Duero, reconocidos internacionalmente.