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History of Spain
Qué ver en Guadalajara: Historia de Guadalajara
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Guadalajara es una ciudad con mil y un rincones llenos de historia.

Los investigadores han emplazado su origen cerca de la ciudad íbera de Arriaca, cuyo nombre
significa río de piedras. Un emplazamiento que posteriormente sería romano. Aun así, no
podemos hablar de un poblamiento de entidad hasta la época andalusí. A partir del siglo Ocho
sabemos que existe el puente sobre el río Henares, una mezquita y el Alcázar. Y es que el
dominio andalusí se prolongó durante casi cuatro siglos, hasta que a finales del siglo Once el enclave pasó a manos de Castilla y su rey, Alfonso Sexto.

La conquista de Guadalajara se enmarca en el proceso de conquista de la taifa de Toledo, y las
leyendas hacen pensar que Alvar Fáñez de Minaya, uno de los lugartenientes del Cid, fue quien
dirigió las tropas castellanas en la primavera de 1085 para tomar la ciudad. La victoria en la
batalla de las Navas de Tolosa, ya en 1212, alejó definitivamente la frontera hacia el sur. Y en
Guadalajara, sobre la mezquita previa, se inicia la construcción de una iglesia mudéjar que ahora conocemos como la Concatedral de Santa María.

Más adelante, en la segunda mitad del siglo Catorce, se estableció en Guadalajara la familia
Mendoza, con miembros destacados como Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, o el Cardenal Pedro González de Mendoza.

Guadalajara brillaba de tal forma que se construyó aquí el hermoso Palacio del Infantado, de
estilo gótico-isabelino con elementos renacentistas, y que acogería a dos de las bodas reales
más destacadas de la Edad Moderna. La de Felipe Segundo con Isabel de Valois en 1559 y la de Felipe Quinto con Isabel de Farnesio en 1714.

Otros edificios emblemáticos de la ciudad son el Palacio de la Cotilla, del siglo Diecisiete, que
tiene una estancia con un salón de té chino, y también el Panteón de la Duquesa de Sevillano,
monumento fúnebre construido en 1916, cubierto por una bella cúpula de cerámica vidriada y decorado con hermosas ornamentaciones.

La ciudad no ha sido ajena a los conflictos que han asolado España. La Guerra de Sucesión, la
Guerra de Independencia frente a los franceses y, por supuesto, la Guerra Civil, en la que Guadalajara sufrió grandes daños.

Pero la ciudad ha sabido recuperarse y aprovechar su proximidad al área metropolitana de
Madrid y la expansión urbana e industrial del Corredor del Henares. No olvidemos que Guadalajara es mucho más, es también provincia, integrada en Castilla la Mancha.

Llena de pueblos emblemáticos, como Cogolludo, con el Palacio Ducal renacentistas de
Medinaceli; Atienza, con su castillo en la parte alta del pueblo desde donde vigilar toda la
comarca; Sigüenza, protegida por murallas, que alberga el sepulcro del doncel en su catedral y
un parador muy reconocido en su castillo. Brihuega, que invita a conocer su enorme
patrimonio cultural, al mismo tiempo que modifica su paisaje para atraer ingresos y fijar
población. O Pastrana, que vio en sus calles a dos coetáneas ilustres: la Princesa de Éboli y
Santa Teresa de Jesús, como antes vio a cristianos, judíos y musulmanes.
En definitiva, Guadalajara es tierra para pasear tranquilamente y descubrir la enorme herencia
dejada por la mezcla de culturas.