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History of Spain
Zamora, la perla del románico
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Zamora se encuentra regada por el río Duero. Su etimología nos remite a la época romana, cuando era conocida como Ocellum Duri (Los Ojos del Duero). A partir del siglo XI, adoptó definitivamente el nombre de Zamora. Sus orígenes se remontan al pueblo celta de los vacceos; posteriormente, fue ocupada por los romanos que sufrieron las luchas con Viriato.

La bandera de Zamora, llamada Seña Bermeja, tiene ocho tiras rojas, que se corresponden con las victorias de Viriato sobre los romanos, y una franja verde, en reconocimiento por el triunfo de Isabel la católica frente a Juana la Beltraneja en la batalla de Toro. Sus colores son muy utilizados en la elaboración de las abrigadas mantas zamoranas.

En tiempos de la invasión musulmana, Zamora sufrió varias destrucciones, dos de ellas atribuidas a Almanzor, siendo reconquistada definitivamente en el siglo XI por el rey Fernando I de León, que la repobló con montañeses para, posteriormente, cederla a su hija doña Urraca.
Esta cesión acarreó continuas disputas con sus hermanos por dicho territorio y su defensa propició el dicho popular “no se ganó Zamora en una hora”. También se recogen estos acontecimientos en el romance castellano “La jura de Santa Gadea”: así ocurrió que Bellido Dolfos mató al rey Sancho II, hermano de Doña Urraca, para beneficio de Alfonso VI, a quién el Cid hizo jurar que no había participado en la muerte de su hermano Sancho. Por el tratado de Zamora, firmado en esta ciudad en 1143, el reino de León reconoce a Portugal como reino independiente.

Conforme se fue avanzando en la Reconquista, Zamora fue perdiendo pujanza y, con el descubrimiento de América, muchos zamoranos emigraron a buscar fortuna. La invasión napoleónica puso fin a un resurgimiento de la ciudad que intentó resistir valerosamente.

El momento de mayor esplendor del arte zamorano es el románico por lo que se conoce a esta ciudad como “la perla del románico”. La catedral del Salvador tiene una cúpula escamada, que es su elemento más destacado y símbolo de la ciudad. La iglesia de San Pedro y San Ildefonso es la de mayor tamaño y contiene un pórtico barroco de Joaquín Churriguera. También son románicas Santa María de Horta, la de San Juan de Puerta Nueva y la de Santiago del Burgo.

En la iglesia de San Andrés, se encuentra el sepulcro de estilo renacentista labrado en alabastro de Antonio Sotelo, un caballero zamorano que participó en la conquista de Méjico junto a Hernán Cortés; y en la iglesia de Santiago el viejo, según la tradición, fue armado caballero el Cid campeador. Extramuros tenemos la iglesia de San Claudio de Olivares, considerada la iglesia más antigua de Zamora. Y como muestras de arquitectura civil contamos con las murallas medievales y el Castillo.

De estilo renacentista son La Alhóndiga del pan y el Hospital de la Encarnación, además de la plaza Mayor o la de Viriato. También destacan el palacio de los Momos, con una portada de estilo gótico; el palacio del Cordón, llamado así por el cordón de San Francisco tallado en piedra en su fachada; o el palacio de los Condes de Alba de Aliste, que actualmente es un Parador de turismo.

Posee Zamora un notable y amplio conjunto de obras modernistas como el teatro Ramos Carrión, el edificio Aguiar o el círculo de Zamora.

El acontecimiento religioso más relevante es la Semana Santa, con la procesión del silencio o la del sermón de las siete palabras, entre otras.
En los alrededores de Zamora encontramos la Puebla de Sanabria, con su lago de origen glaciar; las lagunas de Villafáfila, para los amantes de las aves; la ciudad de Toro, con su colegiata románica de Santa María; o la sierra de la Culebra.

Además de los vinos y quesos con denominación de origen, su gastronomía ofrece los garbanzos de Fuentesaúco y la ternera de Aliste. Tampoco podemos olvidar platos como el arroz a la zamorana o los figones, elaborados con chorizo, jamón y queso. Entre sus dulces son memorables las cañas zamoranas, los rebojos y el bollo coscarón.