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History of Spain
Qué ver en Cádiz: Historia de Cádiz
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Cádiz, llamada “la tacita de plata”, y fundada por los fenicios hace más de 3000 años con el nombre de Gádir.

Su historia la van construyendo griegos y cartagineses. Desde allí partió Aníbal a conquistar Italia.
Bajo el dominio del imperio romano se hace célebre por sus exportaciones de salsa de pescado fermentada, garum, y por sus bailarinas, como Telethusa. Tras la caída del imperio se suceden diferentes conquistas: los vándalos, los bizantinos, los visigodos.

El califato Omeya, tras la victoria del general Tariq Ibn Ziyad en la batalla de Guadalete, la convierte en una de las primeras ciudades de la península en formar parte de Al Andalus. En 1262, Alfonso X El Sabio la incorpora a la corona de Castilla.

Durante el siglo XV es escala favorita de naves genovesas y venecianas. Es probablemente entonces cuando se importa la tradición del carnaval. La importancia estratégica de su puerto la hace resurgir durante la época de los descubrimientos. De ahí parte el segundo viaje de Cristóbal Colón hacia América.

En 1717, debido a la dificultad de la navegación por el Guadalquivir, se traslada a Cádiz la casa de contratación, arrebatándole a Sevilla el monopolio comercial con América. En esta época se construye la catedral de Santa Cruz. El 21 de octubre de 1805 parte de Cádiz la flota que intervendrá en la batalla de Trafalgar.

Durante la invasión napoleónica, Cádiz resiste en inferioridad de condiciones el asedio francés. Aquí se promulga la primera Constitución Española de 19 de marzo de 1812: la Pepa. Pero en 1823 la entrada de los cien mil hijos de San Luis en apoyo de Fernando VII, recluido en el palacio de la Aduana, acaba con la resistencia de los liberales de Cádiz.

Hoy hay muchas formas de disfrutar de Cádiz: divertirnos en el carnaval, famoso por el ingenio de sus chirigotas, disfrutar en sus alrededores de parajes naturales como los parques de la sierra de Grazalema y de los Alcornocales, o recorrer lugares tan mágicos como los Pueblos Blancos y por supuesto, perdernos en las maravillosas playas que jalonan sus costas.